martes, 19 de febrero de 2008

politicas sociales dirgidas a los nin@s de la calle

Pensar en la infancia y juventud callejera puede llevarnos a lugares comunes, es decir, imaginar que este fenómeno social tiene “solución” con medidas asistenciales o que “sólo con amor” estos chicos encontrarán su camino. Desafortunadamente estas son las acciones que han impedido al país enfrentar una realidad compleja y lacerante para miles de niños, niñas y jóvenes en todo el territorio nacional.Con La Ciudad, sus Niños y la Calle, tercer libro de la Serie: Infancia y Juventud Callejera, Practica Social y Propuestas de Política Pública, se recuperan las propuestas presentadas en 1999 al gobierno de la ciudad, al tiempo que se presenta como una plataforma para evaluar la eficacia y pertinencia de diversas acciones de gobierno. Es sin duda un testimonio de lo que falta por hacer en este rubro.Al recuperar uno de los primeros documentos de las organizaciones sociales, es posible corroborar la urgente vigencia de las propuestas referidas en este libro. Una de las lecciones más evidentes es el impacto desfavorable de la desarticulación, duplicación y contradicción de esfuerzos con un mismo grupo de niños. La poca continuidad de muchos programas y la influencia de una cultura política clientelar y competitiva, han generado un escenario en el cual el niño callejero puede hacer uso de diversos servicios asistenciales sin modificar su condición de callejero, es decir, arraigando a los y las niñas en la calles.Desafortunadamente aún continuamos observando que los programas oficiales dedicados a los “niños de la calle” en todo el país, hacen gala de duplicidad, desarticulación y contradicciones. Por ejemplo, desde el DIF Nacional se impulsa el programa asistencial “De la calle a la vida”, de forma paralela la Secretaría de Desarrollo Social está por instalar –en la ciudad de México y en plena contienda electoral- 10 “Centros de Promoción para la Infancia”, los cuales compiten con las acciones que por su parte realizan el DIF local y las diversas delegaciones.Si resumimos los errores del poder con la población callejera, encontramos que:Carecen de continuidad porque dependen de los tiempos electorales.No se retoman las experiencias que han demostrado eficacia, sean públicas o privadas.Son programas que exaltan la figura del funcionario, buscando dejar una “huella personal” en la intervención, es decir, “hacer algo distinto” y/o “salir en la foto”.Por lo general son acciones de asistencia social que mantienen sin cambio la situación de los niños, dejándolos en la dependencia institucional o en la caridad pública.El personal destinado para la atención de la población no está preparado, ni cuenta con el perfil u disposición para enfrentar una problemática educativa tan compleja.El cambio prometido en las campañas electorales, está ausente. Nos enfrentamos nuevamente a la realidad, un voto no cambia el mundo, no evitó la salida de nuevos chicos y chicas a las calles. Se necesitan propuestas, disposición política y actores sociales para evitar que el tema de la infancia y juventud callejera continúe siendo usado como herramienta electoral y llegue algún día a traducirse en políticas públicas para la infancia en alto riesgo social. Es por lo anterior que la Red por los Derechos de la Infancia insiste en la necesidad de una política articulada, integradora y sustentable a favor de esta población.
Comentario: Los ninos de la calle merecen lo mismo de nosotros. El amor es una de las esperanzas acabar con este fenomeno. Para estos niños es muy dificil ser aceptados en la sociedad, ya que ellos se sienten menos que nosotros por el simple echo de no tener dinero para poder subsistir. La realidad del asunto es que todos podemos ayudarlos, con solo aceptarlos y mostrandoles iguldad para que se sientan muho mejor.

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